Arquitectura de la paz

Por Natalia Ardila

Hace algún tiempo vi un documental que se titula, “Yoga, Arquitectura de la Paz” de Michael O’Neill, un hermoso proyecto hecho por un hombre que tras una experiencia en su vida personal, decide poner al servicio su talento en recuperación de su lesión.

Desde la década de 1960, Michael O’Neill ha fotografiado a los políticos, artistas y deportistas más conocidos. La fama le llegó cargada de trabajo, sesiones que ocupaban 12 o 14 horas de su día a día. Ese agitado ritmo resultó en una lesión nerviosa que, según su doctor, le impediría volver a disparar su cámara. Fue entonces que el yoga se le presentó como una opción para sanar su sistema nervioso, bajar la velocidad a su vida para poderla apreciar y descubrir un mundo milenario en el que el tiempo transcurre a otro ritmo y las prioridades se encuentran lejos del glamour neoyorquino al que estaba acostumbrado. Ahí empezó un viaje que evolucionó de lo personal a lo documental: durante 10 años se dedicó a fotografiar a los grandes maestros de yoga, desde los Himalayas hasta California.

Qué forma más bella de unir el talento al servicio de su recuperación, para posteriormente compartir ambas maestrías, sanación y talento. Aprender amar la vida es aprender a recibir todos nuestros dones y virtudes, vivir con ellos en el abrazo caluroso que permite descubrir al ser que brilla siendo, sacando al mundo todo el esplendor que la vida nos ha dado con alguna capacidad innata o desarrollada en el transcurrir del tiempo.

Este autor nos cuenta como en su momento, se plantea la posibilidad de fotografiar a los grandes Yoguis de la India tal y como lo había hecho con las grandes personalidades, se hace uno entre los más grandes de la India motivado por la sanación de su lesión. Me hace pensar el movimiento interno que genera el hecho de sentirnos plenos en bienestar y como es justamente nuestra capacidad más relevante, la que permite crear un vínculo entre lo que podemos descubrir en esa arquitectura que siempre lleva un tiempo creando algo realmente maravilloso en cada uno de nosotros.

Es inevitable no destacar la inteligencia que tiene cada una de nuestras naturalezas cuando podemos darnos cuenta de cómo lo que llevamos muy dentro de nosotros, conocido como don y talento, está siempre al servicio de la construcción de nuestra vida y en este caso de Michael O’Neill al servicio de su propia sanación. De la fuerza que crea lo que nos mueve sentirnos restablecidos en salud. Desde esa motivación en nuestro conocimiento, nace la sabiduría que está en cada uno de nosotros, la que termina llevándonos al interior real. Nos da a conocer un proyecto que realiza durante 10 años desde su profesión magistral al acercamiento del conocimiento milenario del Yoga. De qué forma nos revela a todos nosotros el arte de saber vivir en la profundidad que nos transmiten los yoguis, haciéndonos posible conectar con la verdadera fuente de sanación y energía. Una energía que ha sido capaz de restablecer una lesión en la que le habían dado como algo que no podía reponerse. Primero creer en otra posibilidad de sanar, después permitirse estar con lo más grandes y seguidamente llevar la sanación a su cuerpo físico, es lo que nos deja este documental cargado de sabiduría y esperanza en la vida del ser humano en toda su complejidad. Nos devuelve a la sencillez que nos regala la meditación, haciendo posible la integración de nuevas formas de estar y ser, así como la reparación integral de lo que solo es posible realizar desde la nueva conciencia de acercarnos a una gran arquitectura llamada Yoga, siendo los propios testigos de la transformación en cada una de nuestras vidas.