El patrimonio más grande de cualquier vendedor
Saber comunicar el futuro es sinónimo de saber vender la promesa; es tener muy clara y definida la visión para poder mostrarla a los seguidores, y con esto impulsarlos a que trabajen comprometidos en el momento presente; lograr que la gente se mueva hoy con la firme convicción de un mejor mañana debería ser tarea simple, pero todo lo complicamos cuando no logramos transmitir el mensaje de la manera correcta, ni somos ejemplo de lo que decimos. La mayoría de las veces no tenemos que cambiar el mensaje, sino la manera de expresarlo.
El líder en la profesión de ventas que tiene un foco estratégico claro, logra transmitir con facilidad la visión que tiene, y pone a soñar a su gente porque sabe explicar cómo será el futuro y cómo piensa conquistarlo. Si tenemos claro el futuro y lo mantenemos en mente todo el tiempo, lograremos conexión emocional permanente con todo aquello que queremos alcanzar.
Existe un poder impresionante en la claridad de la visión, y adquiere mayor fuerza cuando esta se expresa, en beneficios para todas las personas involucradas, tanto si son vendedores o si son simplemente consumidores, dado que cada cual tiene también su propio interés particular. El líder tiene que asegurarse que su visión implique para todos unos éxitos sostenibles, sin olvidarse de fusionar la visión de futuro, con la misión y con los valores de la empresa.
Si el líder cautiva a sus seguidores con sus sueños y sus imaginaciones, es porque ellos lo ven enfocado en un propósito perdurable y altamente significativo; será el momento preciso para descubrir cuál es la mejor forma de conectarse con cada persona en particular. Aquí recomiendo el uso correcto de historias y anécdotas, ya que son el pegamento extrafuerte de los mensajes; de este modo abriremos nuevos caminos y nuevas posibilidades. Respaldadas por los hechos, las historias y anécdotas tienen el poder de conmover a las personas.
Cuando escuchamos historias, nos convertimos en participantes activos del relato, por lo tanto establecemos un vínculo emocional con la respectiva historia y se activa nuestra imaginación, lo que nos permite sacar conclusiones sobre el mensaje, y de esta manera se hace más memorable. El líder con sentido humano, jamás cuenta una historia que no tenga un propósito ni que sea mentirosa. Las mejores historias contienen una verdad que resuena y deben ser auténticas. Recordemos que la lógica va al cerebro y las historias al corazón.
El líder no habrá comunicado bien si las personas no lo han escuchado, no le han entendido, o no se sienten motivadas a pensar y actuar diferente. Por eso mismo no debe limitarse a explicar el futuro, sino que también debe explicar por qué es necesario cambiar, y con sus acciones brindar esperanza, optimismo, seguridad, y especialmente alentarlos a que crean en sí mismos.